Mi cielo, sepárame del cuerpo
y llévame a las puertas de mi infierno,
muéstrame los pies del pecado
y dime como seducir al vicio.
Una roja rosa manchada de pulcro,
un frívolo beso,
unas manos rasposas
y seré vino de tu sed.
Dime que me falta
para este nuestro encuentro,
haré cuan este en mis manos
para nuestra eternidad.
Valiente cobardía,
compañera fiel de mis fracasos,
me acompañe hasta el final,
hasta el orgasmo,
hasta mi orgasmo.