Dioses putas y diamantes.
Mezcladas en un refugiado subconsciente alterado
por la irrespetuosa majestuosidad de las amfetas.
Hijo de puta, que vas a ver si no tienes ojos.
Libertinaje posesion y cuerpo.
Trio de ases en una partida
en la que te jugaste tu sueño,
amaneciendo así adormilado
por la resacosa luz de un ventanal
que abriste con tus ansias de ver mundo.
Sofoco.
Temblores.
Ráfaga de recuerdos
de aquel día que perdiste tu dignidad
y tu identidad por las calles del raval,
despidiéndote de algún que otro amigo,
que se dio contra la cara
cuando te quiso abrazar.
Lamentaciones,
jodidas y promiscuas lamentaciones
que solo te sirven para saber
que aun sabiendo lo que te duele,
cada día iras a por mas.
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